Me llama mucho la atención la idea que le oi a Koldo Saratxaga (vía Javier García León) de que los organigramas de las empresas se heredaron de los ejércitos, avanzada ya la Revolución Industrial, y allá por los primeros años del siglo pasado. No me extraña, pues ( y no critico nada) que el concepto de los organigramas de las compañías se basan en la idea que los estadounidenses definen como el ‘command and control‘.
Pero esto cambia. Las cosas no son eternas y los organigramas se van amoldando a una nueva realidad en la que la presencia de los medios participativos (social media) está generando un nuevo tipo de organización, como se ilustra en este cuadro de Dion Hinchcliffe.
La clave de cualquier empresa, con un tipo de organización u otra, es ser eficientes y generar riqueza, como ha venido a decir en un reciente artículo Steve Ballmer. Lo que resulta interesante, ( al margen de lo que supone organizarse como un ejército o como una red de nodos coordinados, que sería el organigrama fruto de la web participativa), es la filosofía que lleva acompañada un estilo u otro. Y si en los organigramas ‘de toda la vida’ se asume que el que manda es el jefe y que éste tiene la razón, pues ahora pasamos a un medio ambiente en el que el talento está repartido, pasando el jefe más que a ser el que siempre tiene la razón, a aquel que tiene la capacidad de coordinar.
Esa es la tesis de “Here Comes Everybody: The Power of Organizing Without Organizations”, de Clay Shirky. En los primeros capítulos comenta que los organigramas empresariales se crearon durante la construcción de los ferrocarriles en EEUU, sobre 1840.
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